En sistemas distribuidos que se comunican a través de eventos o mensajes, un registro de esquemas actúa como un repositorio centralizado para las ""plantillas"" o contratos de datos (esquemas). Permite que los servicios evolucionen sin romper la compatibilidad entre ellos, ya que garantiza que todos los productores y consumidores de datos hablen el mismo ""idioma"". Su uso es clave para gestionar la evolución de los datos y se apoya en métricas de latencia y errores para asegurar la calidad del flujo de información, convirtiendo la intuición sobre la compatibilidad en un proceso auditable.