Atomic CSS lleva el enfoque de utilidades al extremo: cada clase equivale a una única declaración de estilo, como m-2 o bg-blue-500. No hay componentes CSS, ni cascada, ni herencias misteriosas. Todo está explícito en el HTML. Frameworks como UnoCSS lo llevan más lejos aún, generando solo las clases que realmente usás, lo que da como resultado bundles ridículamente pequeños. Al principio puede parecer que tu HTML fue escrito por extraterrestres, pero el rendimiento, la coherencia visual y la facilidad para evitar “estilos rotos” lo vuelven cada vez más popular, sobre todo en proyectos que priorizan velocidad y predictibilidad.