Es una técnica que fuerza la salida de un modelo de lenguaje a seguir un formato o gramática específica, como generar un JSON válido o seguir una estructura de respuesta predefinida. Permite que el modelo rinda mejor en escenarios reales y con menos fricción al integrarse con otros sistemas, ya que la salida es predecible y estructurada. Combina de forma segura los datos internos con el criterio del modelo, asegurando que la respuesta no solo sea correcta en contenido, sino también en formato, gracias a ""guardrails"" aplicados durante la generación.