El inmutable infrastructure es un paradigma en el que los servidores no se modifican una vez que están desplegados. ¿Se necesita un cambio? No se actualiza el servidor en vivo: se construye una nueva imagen (con todo el software actualizado), se lanza una nueva instancia y se reemplaza la anterior. Esto elimina el temido configuration drift —esas diferencias invisibles que aparecen con el tiempo— y hace que los entornos sean más predecibles, fáciles de auditar y rápidos de revertir. Funciona especialmente bien con autoscaling groups, AMIs doradas y entornos cloud. Herramientas como Packer (para crear imágenes) y Terraform (para gestionarlas) permiten implementar este enfoque de forma declarativa y automatizada en AWS, GCP o Azure.