Ingeniería de prompts es el nuevo superpoder: saber cómo pedirle las cosas a la IA para que entienda exactamente lo que necesitás. No es magia, es estructura: un buen prompt incluye contexto, ejemplos, tono deseado, restricciones claras y hasta instrucciones de formato. Escribirlo bien puede marcar la diferencia entre una respuesta brillante y una delirante. Hoy es una habilidad clave en producto, marketing, UX y desarrollo, porque un prompt bien diseñado ahorra tiempo, tokens y... frustraciones. En resumen: no es que la IA sea tonta, es que hay que saber hablar su idioma.