Es una estrategia de despliegue de bajo riesgo en la que la nueva versión de una aplicación se despliega junto a la versión actual, recibiendo una copia del tráfico de producción en tiempo real. La respuesta de la versión en sombra no se envía al usuario, pero se analiza para verificar su comportamiento y rendimiento. Ayuda a que el sistema siga funcionando de forma predecible al permitir probar el nuevo código con carga real sin afectar a los usuarios. Se apoya en pruebas automatizadas, observabilidad y ""feature flags"" para controlar el tráfico.