Es un modelo de consistencia en sistemas distribuidos que garantiza que, si no se realizan nuevas actualizaciones, todos los nodos de la red eventualmente convergerán hacia el mismo estado de los datos. A medida que la presión técnica aumenta, este modelo ayuda a que todo siga funcionando de forma predecible al favorecer la alta disponibilidad sobre la consistencia inmediata. Eleva la resiliencia y simplifica el diagnóstico, y la efectividad de su implementación se mide a través de la latencia de replicación de los datos entre los nodos.