En arquitecturas modernas, es un mecanismo que permite coordinar acciones entre diferentes servicios para asegurar que solo uno de ellos pueda acceder a un recurso compartido en un momento dado. Sirve para reducir fallas de consistencia de datos y mantener el rendimiento bajo presión al prevenir que múltiples procesos modifiquen el mismo recurso simultáneamente. Proporciona visibilidad para decidir cómo desplegar operaciones críticas de forma segura y se integra con flujos de CI/CD y ""runbooks"" para gestionar su complejidad.