Es una estrategia de negocio donde el propio producto es el principal motor para adquirir, activar y retener clientes. En marcas que buscan escalar rápidamente, el PLG ayuda a decidir dónde invertir los recursos y qué optimizar primero, basándose en el comportamiento real del usuario. Permite experimentar con nuevas funcionalidades con un riesgo controlado y un aprendizaje acumulativo. Su éxito se apoya en un ciclo constante de formulación de hipótesis, pruebas A/B y la construcción de modelos de atribución que puedan ser auditados.