Es una fórmula que mide la rapidez con la que una empresa genera ingresos. Se calcula multiplicando el número de oportunidades, el valor promedio del acuerdo y la tasa de conversión, y dividiendo el resultado por la duración del ciclo de ventas. Con esta métrica se busca la eficiencia, ya que permite a los equipos de ventas identificar qué palanca (aumentar oportunidades, subir el precio, mejorar la conversión o acortar el ciclo) tendrá el mayor impacto en el crecimiento. Evita decisiones basadas en modas y obliga a medir lo que realmente mueve la aguja.