Una ""cola de mensajes muertos"" es un patrón de arquitectura indispensable para manejar mensajes que no pueden ser procesados exitosamente por un sistema. En lugar de descartarlos o reintentar infinitamente, estos mensajes se mueven a una cola especial (la DLQ) para su análisis posterior. Esto evita caídas en cascada y cuellos de botella al aislar los mensajes problemáticos. Para que sea efectivo, el sistema necesita contratos claros entre servicios (schemas), timeouts razonables y ""circuit breakers"" bien calibrados, transformando las buenas intenciones de robustez en una práctica que escala.