Es un enfoque para la gestión de infraestructura donde los servidores o componentes nunca se modifican después de ser desplegados. En lugar de actualizar un servidor existente, se reemplaza por una nueva instancia con los cambios ya aplicados. Este patrón, popularizado por la containerización, aporta una visibilidad clara para decidir cuándo desplegar, hacer un rollback o invertir en capacidad. Se integra de forma natural con flujos de CI/CD y se apoya en ""runbooks"" y una cultura de ""postmortems"" sin culpables, convirtiendo la gestión de infraestructura en un proceso predecible y medible.